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Cambios geomorfológicos del cauce bajo del río La Villa

En el relieve continental, se observa una gama de estructuras y formas que responden a varios factores determinantes, entre los cuales se puede mencionar el contenido mineral y constitución del suelo. De igual manera, se pueden mencionar los factores estratigráficos y tectónicos, que determinan formas, orientaciones y cambios significativos de la superficie terrestre. A este respecto, las montañas, valles y praderas son reconocidas como estructuras morfológicas más frecuentes, que a lo largo de miles de años se desarrollan y transforman. En este proceso, intervienen también numerosos factores internos y externos. En el caso de los fenómenos externos y mayormente difundido, es el trabajo que realizan las aguas (superficiales y subterráneas). En el caso primario, los procesos erosivos causados por las lluvias, forman parte de un complejo ciclo de deterioro de los agregados del suelo y por ende de la superficie terrestre. Las corrientes de aguas superficiales (los ríos, quebradas y riachuelos), son en este caso, elementos transformadores de alta significación. Los ríos, desde su nacimiento hasta las etapas tardías de su vida, desarrollan un titánico trabajo modelador de la superficie, determinado por su longitud, fortaleza y cauce, el cual socava el lecho atravesando todos los tipos de rocas posibles para abrirse paso hacia las partes más bajas del relieve continental. Es así pues, que a lo largo de la vida de un río, se experimentan variaciones en su cauce y curso, provocadas por fenómenos tectónicos, estratigráfico, al igual que climáticos.

BloqueLaVillaAl abordar los factores estratigráficos conjuntamente con los tectónicos, observamos que determinan la orientación del cauce de un río, la sinuosidad o la forma rectilínea, que sigue la orientación de estratos o grupo de estratos y/o emulando la orientación de fallamientos regionales que han cortado la secuencia de rocas existentes. Otro elemento a considerar es la profundidad del río. Esta, es determinada por su caudal y el tipo de río, que puede ser montañoso y muy caudaloso, con mucha energía, lo cual genera la construcción de un lecho tipo V, con prominentes acantilados o márgenes. Los cauces hacia las partes bajas, pueden perder velocidad y energía, por la característica del terreno el cual suele ser más amplio y suave con terrazas de anegación y sedimentos no consolidados que se determinan por los ciclos de crecidas. Este fenómeno, se puede observar en las cuencas bajas de los ríos y en el caso particular del río La Villa, es un aspecto determinante para poder entender los cambios morfológicos por largos períodos de tiempo y sobre todo, cómo estos cambios, han coadyuvado al fortalecimiento de actividades productivas propias de una sociedad dedicada al cultivo principalmente.

Aspectos geológicos y geomorfológicos de la cuenca baja del río La Villa:

Datos generales de a cuenca.

El río La Villa, es el río cuya cuenca se encuentra clasificada en 5ª lugar de importancia a nivel nacional. Este río, que nace de la Cordillera El Montuoso en Herrera, tiene una longitud de 108 kilómetros y un área de 1269 Km2. En cuanto a precipitaciones, la cuenca del río La Villa, registra una participación media anual de 1785 mm, cuya distribución espacial se presenta de manera heterogénea con diseminación gradual desde el interior de la cuenca hacia el litoral costero. Estas precipitaciones oscilan entre 1000 y 2000 mm, anuales como promedio. En cuando al aspecto demográfico, según el censo del año 2000, dentro de la cuenca de este importante río, vive el 49.97 % de la población de las provincias de Herrera y Los Santos. En relación al recurso agua que provee, en los últimos años, ha registrado variaciones decrecientes significativas en su caudal, paralelo al incremento de su utilidad como única fuente cercana para el abastecimiento de agua a las poblaciones, industrias, ganadería y zonas de cultivos. Es necesario destacar además, que a pesar de que el 91 % de la lluvia ocurre entre los meses de mayo a noviembre y el 9 % restante se registra en los meses de diciembre y abril, las últimas estadísticas en la cuenca baja indican niveles decrecientes de las precipitaciones situación esta que se torna alarmante y que incide en la calidad de vida en la zona.

Geología:

El cauce inferior del río, se encuentra sobre diversos tipos de rocas, propias de la constitución del suelo originario de la península. A este respecto, se puede destacar que desde la población del Bongo, Los Olivos en el distrito de Los Santos, el lecho se ha estructurado en rocas pertenecientes a la formación Tonosí- Macaracas (TO-Mac), y que generalmente están constituidas por tobas, areniscas tobáceas, así como tobas continentales, areniscas y calizas. Estos tipos de rocas, se pueden observar en forma intermitente a lo largo del cauce del río hasta, las cercanías del actual delta, el cual se diferencia fácilmente por la presencia de vegetación propia de áreas o zonas costeras. Es decir se observa la presencia de árboles de hojas pequeñas y principalmente manglares. Los aglomerados en esta sección del río, se localizan tanto en el lecho del río como en las riveras y se diferencian por la coloración existente provocada por los procesos de intemperismo y degradación.

La parte baja y costera, es decir el delta, se encuentra formado por rocas del cuaternario reciente (QR-Aha), pertenecientes a la formación Aguadulce. En esta formación, se pueden identificar rocas del tipo conglomerado, areniscas, tobas, areniscas no consolidadas (aluvionales) y los depósitos propiamente típicos del delta. Es preciso destacar que este sector del río, se encuentra cubierto de manglares y vegetación afín. No obstante, el análisis de la topografía y morfología del área han determinado que estas áreas conquistadas actualmente por la vegetación, en un tiempo atrás, formaron parte de las terrazas aluviales y de los diversos recorridos que tenía el cauce del río en ese entonces.

Comentarios

SantaAnaDe acuerdo a las observaciones realizadas en exploraciones de campo, se pudo constatar la presencia de una geomorfología propia de sectores bajos costeros, asociados a procesos erosivos intensos que sugieren la existencia de lechos construidos por corrientes antiguas (paleocauces). Este fenómeno, que es particular en las corrientes superficiales, se acentúa y cobra interés, cuando dichos cauces se localizan a una considerable distancia del lecho actual del río y que además, algunos han sido conquistados por poblaciones antiguas y recientes. Esto indica, que la presencia de estos vestigios de cauces antiguos, se desarrollaron en una época temprana en la vida del río y su consolidación en el tiempo, fue lo suficientemente consistente con el alejamiento o cambio de posición. Al hacer una comparación con la geomorfología del área, los diversos cauces y la presencia de asentamientos humanos en esta región del país, es muy probable sugerir que estos cambios se dieron cientos de años antes de la presencia de los primeros pobladores del área. De acuerdo con estudios arqueológicos desarrollados en Azuero durante los años 80, se tiene evidencia que las culturas más antiguas encontradas en Azuero datan de 8,000 años a.C. [Sarigua.- Richard. Cooke], además, la presencia de vestigios y sitios muy bien definidos como áreas de desarrollo, en las riveras del río La Villa, datan de unos 700 años d C. [Cerro Juan Díaz – Richard Cooke, Luis Sánchez]. Es decir, que la presencia humana en estas orillas se registra cerca de unos 2,000 años atrás.

Según Thomas F. Bullard,1 estudioso de la geomorfología de la costa sur pacífica de Costa Rica, los procesos de subducción generados por las presiones de la placa de Cocos, ocasionó durante el período Pleistoceno .- Holoceno la presencia de deposiciones aluviales que sugieren cambios en la hidrología del río Térraba en los últimos 35,000 años.locenoOloceno Es muy posible que los cambios singenéticos ocurridos en la costa pacífica de nuestro vecino país Costa Rica formaran parte de un complejo movimiento de transformaciones diferenciales y en donde las deformaciones de Azuero, se evidencian con los cambios del cauce bajo del río La Villa.
En el análisis de alguno de los mapas cartográficos editados en nuestro país, se podido detectar por ejemplo que en cortos períodos de tiempo (décadas, en algunos casos recientes), el cauce bajo del río La Villa, ha cambiado de recorrido y de dirección, con una marcada tendencia de movimiento hacia el Nor Oeste. Dicho fenómeno, que puede apreciarse cuando comparamos las cartas topográficas de 1969 de y de 1979 editadas por el Instituto Cartográfico Tommy Guardia de Panamá. (ver gráficos).; evidencia los procesos de abandono de recodos y meandros en la parte de la desembocadura este del río La Villa, conjuntamente con un avance marcado hacia el Oeste. En este caso, si tomamos de referencia el puente sobre el río La Villa, el cual une las ciudades de Chitré y La Villa, podemos observar que cuatro kilómetros aguas arriba del puente, ya se notan cambios significativos en el cauce que han permitido la formación de meandros ‘madre viejas’ y las cinturas angostas en las vueltas que socava el cauce. Estas últimas, son el resultado de un proceso en el que interviene la fuerza hidráulica de las crecidas del río y las condiciones morfológicas del terreno.(levantamientos) Estas cinturas, son rotas para enderezar el curso del río y se generan por la presión que ejercen las masas de agua sobre el terreno (terrazas de sedimentación y anegación).

BocaViejaAl observar las características del relieve y en especial la morfología del cauce del río La Villa, aguas abajo del puente que comunica a ciudad de La Villa de Los Santos con la ciudad de Chitré, se puede definir que estos cambios, se acentúan de manera más continua a medida que avanzamos hacia la parte costera. En este sector costero, se localiza un elemento que en los últimos períodos de tiempo se ha mantenido ‘invariable’. Una formación del terreno cuya elevación supera los 20 metros sobre el nivel del mar, en donde se localiza El cerro Juan Díaz; un lugar utilizado por antiguos pobladores de las riveras de este río, para establecer sitios de entierros indígenas. Esta elevación, aunque somera en el contexto general, es un punto referencial para entender las transformaciones y variaciones del cauce en los últimos 15,000 años aproximadamente. Es a partir de este lugar, que se evidencian las variaciones y cambios del cauce del río y todos los trabajos, así como los análisis tanto de campo como de oficina desarrollados hasta la fecha así lo sugieren. Es posible, que en períodos mucho más tempranos, el cauce haya experimentado variaciones en su curso pasado por la parte Sur de este cerro, pero que las huellas de estas variaciones, no se reflejan en la topografía y los elementos morfológicos del relieve, así como el uso superficial del suelo impiden por simple inspección esclarecerlos completamente. En todo caso este cerro, puede considerarse como un eje que ha permitido la transmisión de un movimiento giratorio con tendencia marcada hacia el Nor-Oeste.
Otra herramienta que ha permitido ampliar las evidencias y el entendimiento del movimiento del río, han sido las fotografías aéreas recientes (de octubre del año 2000), conjuntamente con la comparación de mapas cartográficos del área, en donde se ve claramente, que bajo la curva de nivel de los diez metros, sobresalen huellas de cauces muy antiguos, antiguos y recientes formando vueltas y recodos que constituyen parte de ese ciclo histórico de transformaciones y cambios sufridos por el río en su parte final (desembocadura). Hoy, gran parte de esos reductos de cauces antiguos, se encuentran cubiertos de pasto, árboles e incluso sobre ellos, se localizan construcciones y viviendas. Estas ‘huellas antiguas’, indican que el cauce del río La Villa en su edad temprana, conducía sus aguas con una orientación Nor-Este hacia el golfo de Parita.
El límite inferior (huellas de meandros antiguos) y el actual cauce del río, están separados por un espacio de terreno de aproximadamente unos tres kilómetros en el sector más extenso cercano a la costa y escasos cientos de metros en las cercanías del cerro Juan Díaz. En este punto de la interpretación, es importante y necesario apoyarnos en la tectónica global y regional, para poder entender algunos fenómenos influyentes a nivel local. Esta configuración, sugiere un movimiento del cauce bajo del río tipo ‘barrido en abanico’ el cual puede haber sido impulsado por la influencia de movimientos tectónicos regionales desde el Sur, producto del desplazamiento de las placas tectónicas de Nazca y Cocos; en combinación con una resultante ascendente. En principio, es lo que se deduce del análisis preliminar. No obstante, es probable que hayan existido otras combinaciones de fuerzas, que en la actualidad no se reflejan en la geomorfología del área y se encuentran ocultas en aquellos lugares donde no se tiene información visible superficial.
Contrario a otras consideraciones sobre el aumento en el nivel del mar a causa del calentamiento y el fenómeno invernadero que desprende témpanos de hielo de los glaciales, en esta región del país, se observan fenómenos de levantamiento, por consiguiente, el retiro relativo del mar. Otro aspecto a considerar en el proceso de movimiento ascendente, es el consecuente cambio de la línea costera, la deformación del litoral y la conquista de las playas de Los Santos por el mar en un período de tiempo de aproximadamente 30 años. [Monagre, Rompío y Guayaberos].
Thomas F. Bullard. Geomophic history and fluvial responses to active tectonics and climate change in an uplifted
forearc region Pacific coast of southern Costa Rica. Reno. Nevada. Sep.2002.

Tierra Grande

www.tierragrande.co

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