Apuntes desde el Salar de Uyuni, Bolivia.

Lo desconocido y misterioso, siempre despierta el interés y la curiosidad del hombre. Los retos, constituyen la motivación y el placer de conocer nuevas experiencias sobretodo cuando son logrados exitosamente. Para un geólogo, el acercamiento con fenómenos o sitios excepcionalmente maravillosos y geológicamente monumentales, forma parte de la constante educación sobre nuestro planeta. Hace unos años, logré hacer un recuento de sitios visitados y que son extraordinarios en Panamá. Las costas, ríos, selvas, cumbres, igualmente, prospectos minerales que constituyen el potencial minero silencioso; sustento en gran parte de nuestra economía, beneficiando directamente e indirectamente el desarrollo del país. Viajar y conocer otros horizontes, otros sitios igualmente monumentales, ayuda a entender y comparar en gran medida los esfuerzos que hacemos en el patio y ver la forma de mejorar si es el caso.

Este año logré la oportunidad de participar conjuntamente con otros profesionales y entusiastas, en un recorrido y visita sin precedentes, al salar más grande del mundo. El Salar de Uyuni localizado al Sur Oeste de Bolivia.
El 22 de junio del 2009, llegamos al salar de Uyuni, el más grande depósito de sal del mundo. Un sitio que supera los 3650 metros de altura sobre el nivel del mar y cuenta con temperaturas de entre 5 y 15 grados bajo cero. Es un sitio, que por su extensión, permite desde ciertos lugares apreciar la curvatura de nuestro planeta. Además, en medio de sus 12,000 kilómetros cuadrados de área totalmente cubierta de sal, reconoces la soledad y la nostalgia, cuando la única compañía es el silencio, la distancia y las personas que afortunadamente tienes a tu lado. Este gran lago de sal, tiene profundidades que superan los 100 metros, con espesores compuestos de una secuencia de capas que silenciosamente te hablan de los diversos eventos, fenómenos y cambios registrados desde hace más de 40,000 años cuando aún el lago cubría mayores extensiones con una espesa salmuera ( lago prehistórico de Coipasa, Poopo, Uru Uru). En algunas laderas se dejan ver también, los vestigios de aquellos niveles antiguos del lago, que superan los cientos de metros y que indudablemente son prueba de que existieron momentos intensos en la evaporación de las aguas de dicho lago, producto quizás de las altas temperaturas registradas. En las capas cristalinas de sal, como en los estratos que normalmente conocemos de los eventos de con sedimentación de antiguas cuencas, se describen claramente ciclos de intensa evaporación y concentración en el fondo del lago; representados por capas cristalinas de sal. Otros eventos más convulsionados, se registran con pequeños hilos y horizontes color marrón, lo cual sugiere movilidad durante el proceso de sedimentación-cristalización, que combinado con posibles tormentas regionales, cubrieron la superficie del lago con polvos y pequeñas partículas que después se adhirieron a estas sales.
Las enormes reservas de sal que superan los 10,000 millones de toneladas, de las cuales se extraen solo 25,000 toneladas al año por parte de la cooperativa de Colchani; se han constituido en el destino obligado a visitar para casi todo público y siento que como geólogo panameño y primero en toda la historia del salar, es un honor y una experiencia inolvidable.

Debo agregar que en base a estudios geológicos e investigaciones de la Corporación Minera de Bolivia, este salar, es la reserva de litio más grande del mundo con un potencial de 140 millones de toneladas de dicho mineral al cual se suman reservas de otros minerales como el boro, magnesio, potasio, bórax, sulfato, sodio y ulexita entre otros, que definitivamente estar allí fue un reto, un logro que valió el esfuerzo de llegar para plantar nuestra bandera.