ASCENSO AL VOLCÁN

Un Reto de 3475  metros

El volcán Barú es  el punto más alto de la República de Panamá y cuenta con 3475 metros sobre el nivel del mar. Ubicado en la Cordillera Central panameña próximo a la frontera con Costa Rica, permite que en un día despejado se puedan observar los dos océanos al mismo tiempo desde su cumbre.

Geológicamente es un volcán inactivo  con una estructura cónica propia de un estratovolcán y que en la actualidad está colapsada de su parte central con fracturas que  dejan al descubierto cráteres secundarios posteriores a su última  y gran explosiva erupción que según estudios preliminares, data de hace 500 años y  una muy leve erupción ocurrida  durante  1550, según datos históricos. En la actualidad, no se tiene evidencia real de actividad  volcánica, sin embargo  a lo largo de la vida republicana panameña se han registrado eventos de significativa importancia asociados a fenómenos atmosféricos y lluvias intensas que apuntan a reajustes de la baja atmósfera focalizados en esta región del país. Estos eventos han causado serios daños a lo largo del rio Caldera que en varias ocasiones  ha enderezado su cauce arrastrando consigo edificaciones y parte del terreno. En 1945, cuentan que previo a la crecida del rio Caldera, se dejó escuchar por espacio de varias semanas un ruido subterráneo burbujeante y opaco, similar a corrientes por canales profundos. Nada se ha comprobado al respecto, no se tienen evidencia de los niveles de azufre en el ambiente,  o de componentes nitrosos en el agua, al igual que los cambios bruscos del pH y temperatura de las aguas de este rio. Sin embargo mientras no se aclaren estos detalles, las crecidas asociadas a eventos volcánicos quedan en simples especulaciones. Para la geología, es preciso desarrollar un verdadero estudio sistemático que nos lleve a descartar posibilidades futuras a corto plazo. Es importante recordar también que recientemente (2007), en Chile, junto a la frontera con Argentina, hizo erupción un volcán que estaba considerado dormido hace mas de 800 años. En el caso de Panamá y el volcán Barú, a pesar de que geológicamente las condiciones tectónicas  apuntan a desfavorecer este tipo de eventos, es saludable destinar recursos para estas investigaciones, más aún cuando tenemos a su alrededor grandes centros poblados, inversiones y sobretodo un potencial escénico todavía envidiable. El ascenso al Volcán Barú, además de una experiencia y un reto es un viaje obligado para todo geólogo y panameño.

EL PRIMER ASCENSO

Eran las tres de la madrugada. Con Luna llena emprendimos la caminata hacia la cumbre. El peso de la mochila con cerca de 20 libras incluyendo algunos alimentos proporcionó equilibrio y estabilidad al caminar. Mientras se sube, es posible encontrar sitios  para descansar y letreros que indican la altura y la distancia que te resta de la cima. Todo estuvo bien hasta que llegamos a los 3045 metros.

En este momento, se puede hacer un alto para observar el cráter Potrero Muleto. A partir de este sitio son 9 kilómetros de recorrido de acuerdo a los datos que se anuncian en los letreros a lo largo del camino..

Nos detuvimos a  observar el cráter, impresionante por el tamaño y por el grado de conservación que ha tenido conjuntamente con el paisaje que cuenta solitario sus siglos de descanso.  Fue entonces que al reiniciar la marcha, el aire empezó a ponerse denso y muy frio para respirarlo. Faltaban 5 kilómetros de recorrido y empezó a caer una muy fina llovizna, pero con el Sol que aún mantenía algo de luz y calor a lo largo del camino. El peso del equipaje y el tramo recorrido conjuntamente con la altura conformaron un equipo de presión que mantenían la marcha lenta hacia la cumbre. Poco fue lo que se pudo apreciar a la hora de llegada pues imperó la neblina  acompañada de una temperatura que penetraba hasta los huesos. Mientras llegaron los demás, aprovechamos para abrigarnos mejor y resguardados del fuerte viento detrás de una construcción.

Al estar en la cumbre del volcán, hay que estar muy pendiente de la hora y la temperatura que hay en el ambiente dado que puede bajar muy rápidamente. En este caso se puede regresar hasta un abrigo de madera en el cual se pude pasar la noche  sin mayores inconvenientes.

Casi de noche bajamos hasta un abrigo para preparar lo que sería el resto de la noche. No fue nada fácil ya que uno de nuestros compañeros llegó casi sin poder caminar y es que se había mojado con la lluvia y luego el sudor ayudó que el frio fuese mucho más intenso al punto de estar al borde de una hipotermia.  Entre todos logramos abrigarlo y en pocos minutos recobró su temperatura. No recuerdo cuanto dormí, pues a cada momento nos despertábamos para  calentarnos con un pequeño trago de ron y apretar nuestros cuerpos a ver si recuperábamos algo de calor. La noche transcurrió larga y penosa aunque no desesperante.

Todo fue distinto al amanecer, pues recuperamos nuestro ánimo, fuerzas y en especial porque logramos una pequeña conquista en la cumbre más alta de la República de Panamá, El Volcán Barú.

NOTA: Este artículo es propiedad original del autor aunque ha podido ser publicado anteriormente en otros medios. Las citas y referencias contribuyen a sustentar las ideas y planteamientos.